;-Agárrate de mi mano, que tengo miedo del futuro. {L&F.

Tuve una infancia realmente complicada. Crecí sin padres y lo que suele pasar con los niños de situaciones parecidas a la mía, es que termine cayendo en un orfanato. Bueno, y ustedes saben como es ese horrible lugar; pueden haber violaciones de los chicos mayores a los menores o simplemente se dan peleas entre los niños que viven allí que muchas veces terminan con algún herido o gravemente perjudicado, ya sea en nivel físico o psicológico. Y gracias a todo esto, crecí en la jungla mas salvaje que podía existir; donde vivía ya sea peleando por la comida o por un lugar donde dormir cómodo y seguro. Me aferre a la vida tal como lo hace una garrapata tratando de sobrevivir al invierno y pelee por mi vida tan feroz como lo hace un leopardo en la sabana africana.
Realmente en todo esto era muy bueno, al principio perdí gran cantidad de veces, pero con el paso del tiempo y a la vez que ganaba experiencia; esto empezó a cambiar; empece a comer mejor y a descansar mucho mas, es decir; empece a monopolizar las victorias.
Tanto es así que mi fama como un buen peleador, supero las barreras del orfanato, llegando a personas de dudoso actuar, por lo cual un día recibí una insospechada oferta: Trabajar como matón para la mafia local.
No lo voy a negar, no  pensé ni dos veces el trabajar para estas personas, por lo cual a mis 14 años años estaba sirviendo a Alfonso Scatini; uno de los capos mas grandes de ciudad del este.
Este tipo me enseño todo lo que sé, mas aun; me brindo la imagen paterna que siempre necesite en mi vida e incluso me dio su protección. Me hizo quererlo como a un padre, y serle totalmente fiel; ademas me hizo el niño preferido por la mafia para sus trabajos mas serios y sucios, por lo cual mi fama aumento cada vez mas.
De Alfonso aprendí el valor de la familia y el amor por el buen vino; cosas que según él siempre van a ir de la mano en todo buen hogar. A pesar de que no tuviese una familia, siempre estuvo él presente.
Unos días antes de que Alfonso traicionara a la mafia me llamo cerca de él y me dijo: "¿Que es lo hace un hombre León? Un hombre provee a su familia, y lo hace incluso cuando no es apreciado por ella o respetado, ni siquiera amado." Ahora entiendo la razón de dicha oración. Para él siempre estuvo su jodida hija antes que el trabajo, que esta mafia, que yo.
El tuvo lo que mereció, se gano mi odio y el de los demás capos de la ciudad, y aun queda encontrar a su hija, su bella y apreciada retoña, su mas preciado tesoro. Mi trabajo actual para la mafia es este; encontrar a Mía Scatini y dar aviso a los demás; tenerla como un bello recuerdo de Alfonso.
Del avión camino a Ciudad del Este, ya se puede ver el amanecer, hoy 15 de diciembre, mi única Tarea es encontrar a esta chica los mas pronto posible.

El viaje fue monótono, y aburrido; lo único bueno que rescato de todo esto es que no tuve problemas para insertarme en la ciudad. Encontré alojamiento en pocas horas y la comida es muy barata por estos lares. El clima es agradable y las mujeres son bastante guapas.
Solo me queda encontrar a Mía y para llegar a ella tan solo tengo una foto y una lista de posibles lugares en donde podría aparecer. Tengo que ser sincero en todo esto, aun no querido mirar la foto de la mujer que fue la razón de este viaje, y esto se debe a la sencilla razón que en todos mis trabajos en donde me encargan buscar a alguien, no veo la apariencia de la persona buscada hasta que de verdad empieza la cacería.
Dado el viaje, decidí descansar el primer día. Salir a pasear y recorrer esta bella ciudad que en mi vida había tenido la suerte de conocer. Elegí como punto de partida la central de trenes de la localidad y acá fue donde compre un café para combatir el duro frío que estaba azotando en la calle.
Luego vino la biblioteca principal y tras ello, el museo de arte contemporáneo y finalmente el parque central de la ciudad. El escenario que tenia frente a mi era digno de retratarlo en una foto o en una pintura, una gran cantidad de sauces caducifolios rodeados y envueltos en nieve; todo esto bajo un cielo azulado que te hacia pensar si de verdad dicho ambiente estaba dentro de una selva de cemento.
Tras esto, busque una banca en donde poder leer el diario que había comprado hace un par de minutos a un locatario, realmente este era el escenario ideal para poder leer tranquilamente. Tras unos segundos de búsqueda, encontré mi lugar cerca de un sauce y me senté con el propósito de pasar un par de minutos allí, pero algo me atrajo realmente a sentarme en ese sitio: una bella mujer que estaba en la banca contigua a la mía; una muchacha de unos 20 años que fumaba sin parar, y que además estaba con un par de bolsas de una tienda que vi camino al parque y que de manera particular; vestía con prendas que eran de lana; cosa no muy típica en estos lugares.
Llámenme enamoradizo, pero no pude en todo momento sacarle la mirada de encima a aquella chica. Tengo cigarrillos, pero no tengo fuego, y ella si lo tiene, creo que iré a pedir un poco de llama para poder fumar un poco en este bello lugar.

En varios aspectos de la vida soy una persona bastante astuta y perspicaz, pero en cuanto a mujeres; soy un novato. Una que otra mujer de oficio ha visitado mi cama de vez en cuando, todo por dinero, todo sin cariño. Dada la forma en que mi vida fue conducida y por lo que mencione previamente, nunca tuve la oportunidad de enamorarme de una persona, o al menos llegar a sentir algo; todo era superficial y banal. Ver una cara agraciada, nunca me genero nada, solo veía relieves y formas.
No sé que paso en ese momento, quizás fue el clima, o el lugar en donde estaba, pero todo esto estaba cambiando. Por primera vez en mi vida, yo no era dueño de mis sentimientos.
Estaba allí, en ese bendito parque; admirando su bello rostro, que embellecía aun más el paisaje que estaba frente mío, atontado y drogado. Sin previo aviso, ella dio vuelta su mirada hacia mi, reaccione a tiempo y pude mirar hacia otro lado, pero es obvio; se dio cuenta que la estaba estudiando con mi inspección.
El rol que estaba cumpliendo hace unos segundos atrás se invirtió. Ella estaba mirándome y pude notarlo, al punto en que sentía vergüenza; y en un acto reflejo de mi cuerpo, volteé la mirada hacia su persona y sucedió lo mismo que en la situación pasada, solo que todo fue al revés:  ella esquivo mi  mirada.
En ese punto, mi cuerpo era una amalgama de preguntas, de sensaciones nunca vividas y pensamientos nunca ocurrentes en mi cabeza. En un momento trate de apoderarme de mi, y esta acción se vio frustrada cuando noté que alguien venia hacia mi, y la turbulencia de sentimientos se volvió un huracán.
Paso a paso y huella a huella, mi pulsos aumentan en frecuencia, mi piel se ruboriza y mi mis manos tiemblan, el vapor de mi cuerpo ya no lo noto, y mi cabeza ya no piensa en nada, por primera vez en mi vida, otra persona tiene el control de mis pensamientos y acciones.
Ahora esa entidad, esta frente a mi.

Fui tremendamente obvio y simple; como en verdad lo soy en todos los aspectos de mi vida.
Luego de que esta muchacha terminara de hablar, pude notar una leve sonrisa en su cara, su tono de voz fue cálido y ameno; y solo con mirarla a cierta distancia, pude adivinar que su personalidad iba a ser serena.
Al mismo tiempo que veía como en su cara se dibujaba una sonrisa, mi cuerpo sufrió transformaciones que nunca había vivido; sentí como subía la sangre a mi cabeza logrando ruborizarme y mi voz estaba entrecortada, como si estuviera en una charla frente a cientos de personas.
-No, nos conocemos. Te quiero pedir perdón si te sentiste incomoda, pero me fue difícil no mirarte. –Para ser franco, al decir esto me sentí desnudo, expuesto y vulnerable- Me gusto el verte.
Como suelo hacer en situaciones en que no sé que hacer, me pare de la banca, di media vuelta y camine tratando de escapar de mi vulnerabilidad; pero cuando ya llevaba un par de metros avanzados, recordé que estaba olvidando mi abrigo con todas mis pertencias, es decir, tendría que volver a dicho lugar y a no ser dueño de mis pensamientos; a volver a verla.

En un par de metros y una gran cantidad de pasos logre madurar de forma notable.
La vi allí, donde estaba parada al momento de dar la vuelta y caminar- solo que ahora tenia mi abrigo entre sus manos- Con cada centímetro avanzado mis ganas de hablarle aumentaban y mi valentía también.
Llegue cerca de ella, estaba a tan solo un par de centímetros suyo, pude ver los detalles de su hermoso rostro y el brillo de sus ojos.
-Gracias por tomar mi abrigo, dije. En este momento tuve la oportunidad de tomar las riendas de la situación y también de volver a tener mi prenda en mis manos nuevamente.
-Sé que es atrevido, pero me gustaría saber tu nombre. –hable sin titubear, pero totalmente embobado con su bello rostro- Mi nombre es León, mucho gusto.

“El gusto es mío…mi nombre es Mía. “
Llámenlo coincidencia, pero la bella mujer que tenia al frente de mi, se llamaba igual que la persona que vine a buscar a esta ciudad. No, no debe ser ella, me repetí varias veces en un segundo; que por cierto, fue uno de los momentos más largos de lo que llevo de vida. Esta ciudad es una de las más grandes del país y tiene cientos de habitantes, no puede ser ella; definitivamente no. Mientras tenía un profundo dialogo en mi interior, ella siguió hablando.
-No, no soy de acá. Soy de “Lukso” y vine para acá por asuntos laborales. Francamente me encanto este lugar, creo que necesito un guía turístico o algo por el estilo.-Dije de forma carismática, esperando que la persona que tenía al frente, notara interés en esto-.

Fue un momento agridulce, por un momento estaba subiendo por las escalera traidora de la esperanza, pero de un momento a otro, estuve en el fondo de ella; fue agrio el escuchar que se tenia que ir de ese lugar, por mi; hubiese estado toda la tarde, viendo como su cara articulaba cada palabra que salía de su boca.
Quise detenerla y pedirle alguna forma de contactarla, pero no pude. Mi miedo y vergüenza me vio superado y quede quieto, como si algo me impidiese hablar.
Estuve un par de minutos en aquel parque luego que ella decidiese irse, luego fui por un poco de comida asiática y volví al lugar donde me estaba quedando. Todo ese rato estuve pensando en sus gestos, en su cara y en su naturaleza.
Estaba el en fondo de mi día, triste, avergonzando y con un sabor de derrota en la boca. Creo que mañana será mi último día de descanso e iré por una librería. Por lo demás, ahora solo dormiré.

Aún con la derrota como sabor de boca, me levanté, me duché y comí.
Aún con la sensación de haber fallado el día anterior, salí a la ciudad y me encaminé a la librería “Rivendel” que estaba a unos 20 minutos a pie desde el lugar en donde me estaba hospedando.  Camino a ella, di con una zapatería y me regalé unos zapatos negros de cuero. Bastantes guapos, como también de caros.
Tras ello, llegue a mi destino inicial. Entré y salude al vendedor; que por cierto tenia una apariencia descuidada y bastante floja, no lo culpo; con el frío que golpea continuamente a esta ciudad, ser una persona activa es bastante difícil. Ya dentro, Fui a los estantes de ciencia ficción y encontré un libro que captó mi mirada, su titulo era “En las montañas de la locura” de un autor con nombre de marca de portátiles, no lo dudé; lo compré inmediatamente.
En uno de los estantes de literatura moderna vi un nombre de un autor que me trajo a la mente a una persona que conocí ayer en el parque; solo que distinto sexo. Se llamaba Mia Couto y su libro era “tierra sonámbula”; tras esto, me llene de pensamientos y obviamente, el sabor de derrota volvió a mi boca.

Fui compulsivo, lo tengo que aceptar. Iba por una sola compra y termine gastando en seis de ellas.
El día estaba perfecto para caminar por las calles blancas de esta urbe. La gente abrigada en exceso pululaba por las venas de la ciudad, llenando de movimiento a un lugar que sin ellos, sería más fácil de transitar.
Así se fue el día mientras yo caminaba y compraba por este rincón del planeta, se estaba haciendo tarde; tenía frío y hambre. El día ya llegando a su ocaso me presento frente a mis ojos el lugar idóneo para el estado en el que estaba: Un café, colorido y agradable para la vista; desde afuera se veía hogareño y un establecimiento perfecto para poder dar una ojeada a mis ultimas compras.
Pasando por uno de las ventanas del local vi una cara que me hizo conocida. Era Mía, ella estaba ubicada en uno de las mesas centrales, que coincidían con los ventanales que daban a la calle del café. Yo absorto en vergüenza y nuevamente sin saber que hacer, decidí entrar. Quería hacerlo por dos motivos; uno de ellos es el frio que tenía y el otro, pues ella.
Di los pasos necesarios para quedar frente a la puerta y abrirla, gire la manilla de ella y sonó la campanilla del local; cosa que no había visto desde afuera; ya que este mecanismo se ocupa para anunciar nuevos visitantes o personas que abandonan el local, un detalle que le da cierto matiz de hogar al café, pero que en mi caso fue un punto en contra. Ya que todas las miradas dieron en mi persona, todos los que estaban allí, miraron al nuevo visitante.

-Buenas tardes amigo, ¿Lo llevo a su mesa?-. Dijo el mesero mientras me pasaba la carta de menú del café. No dije nada, solo asenté mi cabeza; al mismo tiempo que ya estaba eligiendo lo que mi cuerpo iba a digerir.
Casualidad o no, el tipo me puso en la mesa 6; frente a la mesa de Mía. Ella ignorando mi presencia parecía sumida en pensamientos, tenía un aire de tristeza y angustia; me descoloco verla así, no me lo esperaba.
Pedí un café cortado y un sándwich de miga. Todo muy delicioso, pero había algo que me tenia intranquilo, Mía estaba en lo más profundo de mente. No reaccionaba. Miraba a la nada.

Mi miro y quito la mirada. Como si no hubiésemos hablado nunca, como si no me hubiese rechazado ya una vez. Tengo miedo acerca de lo que piensa de mí; ¿Qué soy un psicópata? ¿Qué soy un enfermo?....Ojala no piense eso.
En ese lapso, me levante de mi asiento y fui donde ella; luego mis labios se abrieron para dejar Salir una serie de palabras.
–Hola Mía, ¿Cómo estas?-.

Gran sorpresa para mi, cuando ella ofreció la silla que tenia cerca suyo para sentarme.
-No te conozco para nada Mía, y perdón por lo que voy a decir, pero se te ve angustiada o triste. Me preocupa verte así. ¿Qué sucede?-. Decir esto me genero cierta duda, fui demasiado intruso e impertinente.